No me digas que te duele;
No me digas que has muerto una y otra vez por mí;
Tampoco vengas a llorarme mariposas y claveles, porque hace mucho te enterré.
Ni me ofrezcas los niños que jamás tendremos;
De ti solo quiero horas de silencio y vientre retorcido e infértil
El hogar vacío y la almohada de al lado siempre fría;
De ti solamente quiero las lágrimas que tu ausencia me secaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario