jueves, 17 de junio de 2010

-/- La Musa -/-

Indudablemente algo se ha perdido. Quizás una rima o posiblemente la vocal que le daría solución a todo esto. Qué de tiempos desde la última vez que se alojó entre mis brazos; que me permitió desgarrarla miembro a miembro, diseccionarla y escribir oraciones con su carne. ¿Dónde están aquellas noches que se iban entre dioses y blasfemias? Creo que empezó a menguar la tinta que manaba de tus venas. Ahora queda un vacío en el cuarto que se va resquebrajando, mientras la loca que lo habita se golpea contra las paredes grises y entre grieta y grieta escarba desesperadamente, buscando de una en una las letras de su nombre. Es que se le olvidó desde el día en que esa pobre diabla que la dibujaba con su pluma la cambió por noches más tranquilas. 
Ya la loca no se me aparece en sueños ni me escupe las palabras en la cara. Como pago por abandonarla, baila desnuda e insinuante para mí, sin dejar que me acerque y rozándome apenas las manos, como sin querer darle nueva vida a los dedos que de tanto callar se han ido desgastando.

miércoles, 16 de junio de 2010

Últimamente las noches se me han hecho un tanto extrañas. La apatía me busca frecuentemente y se desliza por mi pecho. No hay nada que me provoque hacer ni costumbres que quiera mantener. Todo se me escurre de entre los dedos y se me hace más efímero que la vida de una mosca. Los minutos se me pegan al cuerpo como sanguijuelas absorbiéndome la vida. ¡Estas noches sí que son extrañas! No encuentro sosiego poniéndole nombres a la nada y las horas van tejiendo mis cabellos con lacitos de una nostalgia rosa y gris. Y es que se me hace incomprensible cómo se me van perdiendo y quemando los fotogramas que conforman mi memoria, quedando los recuerdos como marcas de agua algo desgastadas. Y me aferro a esta necia costumbre de escribir, tratando de decir y sin lograr decir nada. Es una especie de vacío en el estómago, una extraña ansiedad de no sé qué royéndome los labios.