Parece que no a todas nos tocan los galanes de rosas y peluches,
O de esos que te dan serenata borracha en el porche de la casa.
Siempre me han tocado los rudos,
Los insensibles,
O los sin pantalones para darle talla a esta hembra.
Ya no sé que será de mí, o de ti.
Ni qué decir de “nosotros”
Cuando tú mismo escribiste el epitafio con tus uñas en mis ojos.
¿Verdad que la traición es dulce?
Te amo.
Así que vete al diablo.