En el caballero de brillante armadura que ha venido a protegerte de los fantasmas. Debo ir, hembra de marfil, quebrando las cadenas que te besan. Voy aniquilando, a medida que nuestras horas gotean entre besos y unas copas, todo espectro que te amarra a viejos días. No me pidas que les dé la extremaunción antes de acabar con esa farsa. No hay piedad en mis manos para los fantasmas que intentan devorar mi carne y conseguir tu cuerpo.
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